Tanto si sois amantes del tapeo como si no, seguro que todos, alguna vez en vuestra vida, habéis podido saborear los conocidos montaditos. Esos pequeños (o grandes) aperitivos hechos de un pan crujiente y carne, normalmente de cerdo.
En España son famosos en cualquier zona, depende de donde vayas, serán más típicos unos u otros. Por ejemplo, el montadito de pringá, es típico de la mitad sur de España. Se hace con los restos del guiso del día anterior: tocino de cerdo ibérico, carne, chorizo o morcilla ibérica.
Otro de los más conocidos es el Serranito. Es el montadito tradicional y se hace con un filete de lomo y una loncha de jamón ibérico. En algunos sitios también le añaden un pimiento verde frito. Este montadito lo podrás encontrar en cualquier sitio y además, hacerlo desde casa es realmente fácil.
El montadito de jamón ibérico, tomate y aceite de oliva, es una variante del serranito y es todo un acierto para desayunos o aperitivos de media mañana.
Pero no solo existen montaditos ibéricos. Después de estos, el de tortilla de patata y mayonesa es uno de los más famosos y que más gustan.
Estos son sólo algunos de los más comunes, pero entre esas dos tapas de pan puede caber cualquier cosa, solo tienes que dejar volar la imaginación. ¡En cuestión de gustos todo vale!
Ahora bien, ¿de dónde vienen realmente los montaditos y por qué son tan populares?
Encontramos su origen entre los siglos XV y XVI, donde el pan era el principal alimento para muchas familias y a veces se “montaba” con algún ingrediente para aportar algo más de sabor y condimento a las comidas.
Así, poco a poco se fue desarrollando hasta ser uno de los protagonistas en cualquier bar, restaurante o incluso en las propias casas.
¿Cual es vuestro montadito favorito? ¿Sois más de clásicos o preferís probar sabores nuevos?