Durante el desarrollo del niño, su alimentación es modificada progresivamente. En los primeros meses de vida, la lactancia materna es su principal y único alimento, pues esta le proporciona los nutrientes necesario al bebé. Pero conforme va creciendo, empiezan a incorporarse a su dieta otro tipo de alimentos, como papillas, frutas y verduras además de carnes blancas y rojas.
No es hasta pasado un año cuando se pueden introducir embutidos y fiambres en sus comidas. Cuando se trata de jamón, siempre surgen dudas sobre si este alimento es bueno o no para los niños y el momento en que debe ser introducido.
Lo cierto es que sí, pueden consumirlo perfectamente, y no solo eso, si no que además aporta un alto valor nutritivo beneficioso para su correcto crecimiento y desarrollo.
Lo ideal es introducirlo a partir del primer año, siempre asegurándose que las lonchas sean finas o incluso se puede desmenuzar.
¿Jamón serrano, ibérico o de York? otra de las preguntas más frecuentes que se suelen hacer los padres. Lo primero, es saber que existen diferencias entre estos tipos de alimentos:
En el caso del jamón de York, tiene mayor contenido de azúcar comparado con el serrano y, por tanto, sería menos recomendable para su consumo o, en su caso, introducirlo más tarde en la dieta que el jamón serrano.
El jamón ibérico por su parte, aporta más proteínas de calidad que el serrano pero tiene un mayor aporte de grasa y calorías y contiene más sal, aunque es natural y no tiene ningún tipo de aditivos. El jamón serrano además es rico en fósforo, magnesio y potasio.
El jamón ibérico contiene gran cantidad de vitaminas y minerales, como el zinc, lo que influye de forma positiva en el crecimiento del niño. Concretamente, el jamón de bellota contiene ácido oléico, muy beneficioso para controlar el colesterol y las grasas en el organismo.
Por tanto, ambos alimentos son saludables y ricos en ácidos grasos saturados, por lo que son altamente recomendables en la dieta de los niños.
Cabe destacar además, que el jamón ayuda a prevenir la obesidad, siempre y cuando se lleve una dieta equilibrada y con alimentos nutritivos para un desarrollo adecuado.