Pocos productos tienen las cualidades del jamón ibérico. Y muy pocos ofrecen las sorprendentes posibilidades de maridaje con el vino que ofrece el jamón.
Desde luego, los vinos tintos suponen el maridaje más clásico y conocido. Lo interesante es que ambos productos ofrecen sabores fuertes que podrían chocar. Y, sin embargo, se fusionan de forma única y se realzan. Aun así, hay que tener cuidado con los vinos de más cuerpo, las grandes reservas y laas crianzas ya que pueden ser opciones que silencien al jamón.
Pero no solo el tinto acompaña a un buen jamón ibérico.
Maridaje más allá del tinto
No todos los consumidores saben que los mejores vinos para maridar con jamón ibérico son los generosos, los finos y manzanillas, tan habituales en Andalucía occidental. Estos vinos, punzantes y penetrantes, permiten que los matices del ibérico brillen y resalten especialmente . Por lo tanto, el maridaje con vinos generosos supera al maridaje con tintos.
Sucede algo parecido, aunque menos potente, con el vino ligero y joven, ya que también permite apreciar matices escondidos. En este caso, cuanto más ligero sea, mejor, ya que aquellos con demasiado cuerpo tienden a imponerse al jamón.
Más sorprendente, pero igual de recomendable, es maridar con cavas y espumosos. Servidos muy fríos, estos vinos resultan llamativos, porque mezclan bien, realzan algunas facetas atractivas del jamón y aportan frescura. El problema puede estar en el exceso de azúcar, así que es mejor buscar espumosos con poca azúcar para que la mezcla no se estropee.
El vino ya está servido y a una excelente temperatura, ya solo falta poner un magnífico plato de jamón ibérico Julián Martín encima de la mesa.