Navidad, ese momento mágico para compartir con la familia y amigos cercanos. Cuando se asoma el mes de diciembre, todos nos ilusionamos y quien más o quien menos vuelve a sentir el espíritu navideño. Una vez más decoramos los rincones de nuestra casa para dejar claro que no es un día cualquiera, compramos regalos para todos con mucha ilusión, sacamos la vajilla de las ocasiones especiales y preparamos un gran menú en el que nunca puede faltar el típico jamón ibérico además del cuñado y sus chistes de todos los años.
Plan perfecto de Navidad: vino, familia y un buen jamón de bellota
Los años pasan, pero el olor que sale de la cocina la tarde del 24 de diciembre despierta al niño que llevas dentro. El jamón, el turrón de almendras, los polvorones… todos esos sabores que te trasladan a la infancia. Te vas a la cama y, por un momento, la única preocupación es si Papá Noel será capaz de entrar por la chimenea -no sin antes pararse a comer algo- para dejar los regalos a los pies del árbol y… ¡Sorpresa! Este año nos ha dejado un jamón de Guijuelo, pero no uno cualquiera, sino un Julián Martín.
En todas las familias hay miembros que viven fuera del hogar por motivos de trabajo, estudios… Pero en Navidad la lluvia, la nieve o el frío no son obstáculos suficientes para impedir que recorramos los kilómetros que sean necesarios para reunirnos y disfrutar de los nuestros; la nostalgia apremia en estos días.
Nosotros volvemos a casa por Navidad y el buen jamón de verdad, de cerdo ibérico, también. Porque picotear mientras la cena aún no está lista es algo que la ocasión lo merece.