La historia de esta compañía castellanoleonesa, salmantina, se remonta a nada más y nada menos que hace casi un siglo. El año pasado cumplimos 90 años de historia, llena de aventuras, dificultades, aprendizajes y muchas alegrías y trabajo.
Si algo caracteriza y define a esta empresa de jamones y embutidos ibéricos, Julián Martín, son sus valores y forma de hacer las cosas: desde el respeto a la tradición, seguimos haciendo las cosas a fuego lento, de forma artesanal; la calidad, en todos los procesos desde el cuidado del cerdo ibérico hasta su venta y llegada a los consumidores en sus casas y supermercados y la cercanía, hecho con amor y cariño, desde las personas y profesionales que cuidan del animal en el campo hasta los operarios en la fábrica curando las piezas.
La misión a día de hoy y desde sus inicios no es otra que ofrecer a las familias, restaurantes y público en general una gama completa de productos derivados del cerdo ibérico, de calidad asegurada y con una excelente relación calidad precio, a través del control de todo el proceso de producción.
¿Qué pasó en 1933, entonces…?
Ese año D.Julián Martín García funda la compañía en el “Alto Campillo”, en el actual municipio de Guijuelo (Salamanca). Al principio la empresa se abrió como un negocio y actividad estacional como sustento económico para su familia. En 1936, en pleno desenlace de toda la Guerra Civil, concretamente el 20 de julio, el propio fundador y primera generación de la saga, pierde toda la mercancía con destino Barcelona, siendo requisada y no cobrada. Como en muchísimas películas e historias de emprendedores, aquí presenciamos como esta catástrofe no dio por vencido al fundador, sino que cogió las fuerzas y el talante que le caracterizaba y siguió a por todas con su proyecto.
Durante los años 40 destaca la construcción de la primera fábrica de la marca emblemática Julián Martín en la sede de la carretera de Campillo. Por dichas instalaciones han pasado cientos de profesionales con muchísimo talento en la industria de ibérico.
En los 50, se produce el primer relevo generacional que da con D. Julián Martín Rodríguez, como gerente de la empresa. Durante esa década, la empresa crece considerablemente, destacando su adquisición de la Finca Hurtadas e inaugurando el primer cebadero con capacidad para 250 cerdos.
Entre 1965 y 1970 presenciamos una fase clave para el desarrollo y maduración de la compañía, dado que se afianza la producción, se produce la expansión comercial de las ventas y se empieza a posicionar la marca entre los consumidores y familias españolas. En estos años se hace una gran inversión a todos los niveles, económico, esfuerzo de gran trabajo y se realizan las primeras ampliaciones de las instalaciones con la construcción de un matadero propio. Esto permitió incrementar la capacidad de producción hasta las 15.000 piezas de jamones anuales. Además, se construye el primer secadero natural, lo que permite que la actividad deje de ser vista como algo estacional al invierno con las matanzas.En los 70 y 80 podemos decir que fueron unos años de esplendor y gran crecimiento del negocio. En 1975 se captó como cliente al Corte Inglés de Bilbao, y después ,en 1977 consiguieron ser el proveedor oficial de todos los centros de la cadena, posicionándose como una marca líder asentándose en el mercado a nivel nacional. Asimismo, en 1988 se produce un nuevo relevo y el nieto, Julián Martín Sánchez, asume la gerencia de la compañía.
En los 2000, se producen tres grandes hitos para esta empresa de jamones y embutidos ibéricos
El primero es en 2003 de la construcción de la fábrica embutidos y embuchados que se puede visitar y conocer a día de hoy con la actividad gastronómica y cultural de Jamonturismo. La empresa actualmente cuenta con una capacidad de producción de 2.000 toneladas anuales, una cifra nada desdeñable.
En 2005, dentro de su plan de expansión internacional, Julián Martín adquiere las empresas portuguesas Barrancarnes y Maporal, dedicadas a la producción de cerdo ibérico en el país luso. Paralelamente se asumió la finca Valle Ferreiros, una dehesa con una extensión de 500 hectáreas situada en la región del Alentejo (Portugal).De esta forma, consiguieron garantizar la trazabilidad de sus productos ibéricos desde el propio campo hasta que llega al consumidor, gracias a una estricta supervisión que certifica la pureza racial de sus cerdos ibéricos, su método de alimentación, el correcto sacrificio y su proceso de curación óptimo.
En 2022, la familia Enrique García, muy posicionada en el sector ganadero e industrial, asume la gestión del Grupo como parte de su estrategia de consolidación empresarial apostando por la continuidad de esta marca legendaria.
Después de casi 100 años de historia trabajando con estos productos ibéricos, Julián Martín ofrece una experiencia única y una garantía sin cuestión. Gracias a sus dehesas, además de sus fábricas para la curación de los jamones y embutidos, ofrecen todo tipo de productos provenientes del cerdo ibérico, satisfaciendo así los gustos y paladares de todos los consumidores.
Podemos decir que el grupo Julián Martín cuenta con una capacidad de producción anual de más de 2.000 toneladas, factura más de 30 millones de euros al año y está presente en más de 35 países. Y es que las exportaciones suponen ya más del 7% de su facturación anual para la compañía, con Portugal, Francia y Taiwán.
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