Por todos es sabido que el vino es un compañero ideal para cualquier ibérico, especialmente para el jamón. Pero para disfrutar al 100% de esta experiencia gastronómica y saborear todas sus propiedades, hay que seguir unas pequeñas pautas.
TEMPERATURA DEL VINO
La temperatura es uno de los puntos clave a la hora de servir un vino. Apreciar todo sus matices depende en mayor medida de esto. Si eliges un rosado, un cava o un tinto crianza, las temperaturas adecuadas serían estas:
- Cava, champagne y espumosos: 7 grados
- Vino blanco: 8 grados
- Vino blanco en barrica: 10 grados
- Vino tinto joven: 10 grados
- Vino tinto crianza: 12 grados
- Vino tinto reserva y gran reserva: 16 grados
Estas temperaturas son aproximadas y pueden variar mucho de unas zonas a otras o de una época a otra.
OXIGENACIÓN
Cuanto más tiempo haya estado el vino en barrica, más tiempo hay que dejarlo destapado y sin corcho. Descorcha la botella y deja que pasen unos minutos antes de servir el vino. Otra opción es pasar el vino a una jarra decantadora para acortar el proceso.
LAS COPAS
Puede parecer un detalle insignificante, pero elegir las copas correctas es determinante para apreciar el vino. Si tenemos un buen vino el recipiente donde se vierta debe ir acorde con él.
Vinos espumosos: deben servirse en copas de flauta, altas y delgadas, de fondo pequeño y cónicas para no perder efervescencia y aroma.
Vino blanco o tintos: pueden servirse en la misma copa, excepto si el vino es viejo, que se recomienda servir en copa grande y ancha.
CANTIDADES
Los vinos espumosos, blancos y rosados deberán servirse lentamente, para que no se calienten en la copa. Los tintos se puede servir algo más de líquido, ya que la temperatura es mayor.
CONSERVACIÓN
Para conservar el vino una vez servido, hazte con una cubitera para enfriarlo o, en su defecto, una funda enfriadora.
Si sobrara vino, existen unas bombas de vacío para retirarle el aire y así conservar todas sus cualidades.